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miércoles, 25 de julio de 2012

Mis recuerdos... de los JJOO Barcelona 1992 (1/2)


Hoy, veinticinco de julio de 2012, se cumplen veinte años de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Veinte años ya de aquel luminoso e histórico sábado veraniego, y a quienes lo vivimos nos parece que todo ocurrió el año pasado ¿verdad? Hace dos semanas amenacé con volver a abrir mi baúl de los recuerdos en busca de memorias olímpicas de Barcelona’92 y como lo prometido es deuda...

Como son muchos recuerdos los que se agolpan en mi memoria y quiero contar lo más posible en el menor espacio posible para no aburrir ni cansar al personal he decidido dividir mis “memorias olímpicas” en dos artículos. En este primero contaré mis recuerdos del ambiente de los Juegos Olímpicos, las cosas que ocurrieron entonces, las imágenes de los fastos y las ceremonias, dejando para un segundo artículo lo que recuerdo sobre las competiciones propiamente dichas.
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“A la ville de...”

El primer recuerdo que tengo de Barcelona’92 hay que buscarlo varios años antes. Concretamente el 17 de octubre de 1986. En el “Palais de Beaulieu” de Lausana, tras tres votaciones, comparecía Juan Antonio Samaranch a eso de la una y media del mediodía para dar cuenta del resultado. Dentro de un sobre estaba la respuesta. Barcelona y París, sobre todo la primera, eran las grandes candidatas para albergar los Juegos Olímpicos de Verano en 1992. Samaranch intervino desde el atril en francés y pronunció las famosas palabras de “A la ville de... un de moment... (quizás por nervios se le resistía el sobre, hay que recordar que era barcelonés al fin y al cabo)... a la ville de... Barcelona. España”.

El inolvidable "speech" de Samaranch



La celebración de los prebostes (Serra, Maragall) fue muy comedida, teniendo en cuenta el esfuerzo que había costado la elección (cinco candidaturas previas) y la euforia con la que el mismo premio ha sido celebrado por la delegación de Río de Janeiro en la última designación olímpica. Había un sentimiento en la población de “ya era hora”. Y si todos en España se sentían partícipes, para Barcelona fue todo un plebiscito. La transformación sufrida por la Ciudad Condal en los años siguientes cambió por completo su fisionomía. Se recuperó el abandonado Estadio de Montjuic y se construyó el Palau Sant Jordi, entre otras instalaciones. Con el mismo motivo que el Pirulí de Torrespaña en 1982 se erigió la Torre de Santiago Calatrava, imagen de la modernidad de los Juegos Olímpicos. Cobraban vida edificios y construcciones sacadas de la imaginación del creador de “Los Supersónicos”. Hasta la Sagrada Familia de Gaudí parecía haberse terminado. El futuro se convirtió en presente. Y tan vanguardista fue aquella arquitectura que en ocasiones tengo la sensación de que vivimos una regresión artística desde 1992, como si en vez de estar en 2012 estuviéramos otra vez en 1972.


Tengo el recuerdo de haberlo visto por TV al atardecer-anochecer de ese día, con las luces de la calle ya encendidas (otoño, así que hacia las 19:30) El 17-10-1986 era viernes y, por tanto, lectivo y con escuela. Quizás lo vi en una reposición en la segunda cadena o en un informativo. Durante años, esa imagen de Samaranch abriendo el sobre fue la única representativa de esos Juegos futuros. Todo permaneció latente hasta 1992, bien avanzada la primavera.

En otra ocasión que venga a cuento repasaremos la larga vida de Samaranch, así como la historia de cómo se prepararon los Juegos de Barcelona (elección, infraestructuras, etc)

Fuego para Barcelona

De la ceremonia de encendido de la llama olímpica en Olimpia apenas tengo recuerdo, aunque hace un par de meses pude refrescar la memoria gracias a una breve reposición televisiva. El trayecto del fuego olímpico por tierras helenas tuvo que sortear varios imprevistos e incluso intentos de boicot de grupos griegos indignados por la no elección de Atenas y de grupos independentistas catalanes. Fue llamativa –nunca mejor dicho- la llegada de la antorcha al estadio Panathinaikos de Atenas, de la mano del mítico baloncestista local Panagiotis Giannakis. El legendario estadio de mármol en el que tuvieron lugar los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna presentó un magnífico aspecto. De noche, lleno y con cada espectador portando sendas luminarias (velas o pequeñas antorchas). Nada que ver con la misma ceremonia en los presentes Juegos. A la mañana siguiente, martes 9 de junio, el fuego olímpico partió del puerto de El Pireo en la fragata “Cataluña”, camino de España.

Marian Aguilera a bordo del "Icaria" con el fuego olímpico
La sirena Marian

Mi segundo recuerdo nítido de Barcelona’92 tiene nombre propio: María de los Ángeles Aguilera Pérez. Es decir: Marian Aguilera. Cinco años antes de protagonizar la serie juvenil “Al Salir de Clase” con Pilar López de Ayala, Elsa Pataky, Lucía Jiménez, Rodolfo Sancho y compañía esta mujercita pelirroja fue la escogida para traer el fuego olímpico a España. Vía Ampurias, ya que allí tuvo lugar el primer asentamiento colonial de la antigüedad en suelo catalán. Fue un flechazo. La imagen dulce, frágil y a la vez exótica de Marian Aguilera la asemejaba a una especie de hada mágica. Y además era la primera ocasión en la que veía a una chica de mi edad (ella es varios meses mayor que yo) protagonizar un evento de semejante envergadura.

Así llegó el fuego de Olimpia a España de la mano de Marian Aguilera



“La Sirena de Ampurias”, como fue denominada entonces -y como sigue apodándola uno como agradable recuerdo de aquello veinte años después- recogió de la fragata “Cataluña” la llama de Olimpia en un candil semejante al de los mineros y subió a bordo del bote “Icaria” para llegar a la playa de La Escala (Gerona), junto a las ruinas de la antigua Emporion.

La llegada de la antorcha a suelo patrio fue todo un acontecimiento que sobrepasó protocolos. Hubo discursos de políticos, sí, pero eso fue lo de menos. Se había preparado con gran esmero una puesta en escena con danza (coreografía de Cesc Gelabert), música (grandioso final del acto con el “Cant dels ocells”) y las alocuciones de Nuria Espert, Irene Papas y otros actores entre los que se encontraban José María Pou y la propia Marian Aguilera. La mayoría en catalán menos un actor que intervenía en español. Después partió la antorcha en el primer relevo con la atleta ex-campeona del Cross de las Naciones Carmen Valero. El paisaje de las ruinas de Ampurias y la playa de La Escala al atardecer ayudó lo suyo para convertir ese momento en imborrable. Una escena digna de un cuadro de Botticelli. Magia. Lírica. Arte. Nada que ver, nada de nada, con la llegada del fuego olímpico al Reino Unido el pasado mayo. La reposición televisiva del acontecimiento de hace veinte años acto seguido de la emisión del actual habría hecho henchirse de legítimo orgullo a los barceloneses y palidecer de envidia a los londinenses, seguro.

Fue todo un acierto haber escogido a Marian, porque representó a mi entender toda una declaración de intenciones ante el mundo. Nada mejor para huir del nefasto tópico del “typical spanish”, manoseado hasta la nausea, que una belleza pelirroja. Fue una gran forma de mostrar al mundo una España nueva, moderna, preparada (alguien debería recordarle al COE, a Alejandro Blanco y/o a que mueve los hilos de la candidatura olímpica de Madrid para 2020 que España es más larga que una bata de cola)

Ese sábado 13 de junio de 1992 me convertí en admirador de Marian Aguilera y seguí su carrera a partir de entonces. Por desgracia, Marian se ha prodigado en series y películas de escasas pretensiones artísticas y dirigidas casi en exclusiva a un público adolescente y/o de consumo rápido, con algún momento pintoresco como su participación en el videoclip de “El alma al aire” de Alejandro Sanz. A la espera de que en nuestro país se decidan a explorar el género de la comedia romántica (donde creo que tendría buen acomodo) su mejor trabajo hasta la fecha es “El prado de las estrellas” de Mario Camus, película de ambiente ciclista de la que escribiré algo en una nueva sección para el blog que estoy planeando.

El disco internacional del momento era el “We can’t dance” de Genesis en su reentré tras el triunfal y brillante “But seriously” de su entonces líder Phil Collins en solitario. Sus principales singles fueron “No son of mine”, “Hold on my heart”, “Jesus He knows me” y “I can’t dance” y sus videoclips se emitían con frecuencia por TV. La canción que más me gustaba y me gusta de aquel LP es su canción-protesta “Tell me why” y la tengo asociada a aquel verano del 92, a los Juegos de Barcelona y a Marian Aguilera en particular (como la mayoría de composiciones de Mr. Perfect Collins)  Para más Inri, tras la final del baloncesto olímpico emitieron un concierto de la gira de Genesis. Peter Gabriel también sonaba en la radio con “Us” pero iba a su rollo, al margen del grupo que un día lideró. Esta canción es mi homenaje a Marian y a aquel hermoso e histórico atardecer de junio en Ampurias.



Una noche en Oviedo

La llama griega inició desde Ampurias un periplo de algo más de cinco semanas por España que incluyó el viernes 29 de junio su parada en Oviedo, venida de Santander. Fue una tarde de locos aquella, porque coincidió con la disputa de la prueba en ruta del campeonato de España de ciclismo en la que un tal Miguel Indurain ganó al sprint a Jon Unzaga, corredor del equipo local CLAS. La victoria del campeón navarro fue tan exigua que fueron necesarios varios vistazos a la foto-finish para determinar al ganador. Aquella noche el fuego olímpico reposó en un pebetero en el Ayuntamiento y emprendió a la mañana siguiente largo viaje a Lugo. Sólo era una llama en una antorcha, pero se percibía algo en el ambiente que identifica a las grandes ocasiones.

El montaje de La Fura dels Baus, en pleno fragor de la naumaquia

Un sueño –olímpico- hecho realidad

Lo siguiente ya fue la ceremonia de inauguración, el 25 de julio de 1992. Día de Santiago Apóstol y por entonces fiesta patronal en toda España. El montaje del espectáculo “libre” previo a los propios protocolos olímpicos corrió a cargo de “La Fura dels Baus”. Aunque con posterioridad sus miembros se quejaron de que una deficiente realización televisiva había perjudicado su retransmisión se pudo apreciar un espectáculo de gran calidad. Ocupando la totalidad del terreno, “La Fura” representó el nacimiento del Mediterráneo. El Hércules gigante articulado, las olas, las llamas, la naumaquia contra los monstruos, la hidra, el cangrejo... Una obra que marcó una época en cuanto a representaciones artísticas en grandes acontecimientos mundiales y cuya visión, aún hoy, me sigue dejando sin palabras.

Hubo quinielas sobre quién sería el último relevista. Se hablaba de que podría ser Miguel Indurain. Se especulaba en prensa y radio sobre si le daría tiempo a tomar un avión desde París tras la crono final y aparecer en Barcelona a punto para la ceremonia... Bien como maniobra de despiste, pero a todas luces inviable. El fuego de Olimpia llegó al Estadio de Montjuic de la mano de Herminio Menéndez, medallista olímpico asturiano en piragüismo en 1976 y 1980, yendo a parar finalmente a la antorcha de... Epi. Como fan del baloncesto me pareció fantástica la elección. Epi realizó el último relevo (apoteósico paso final por el centro del estadio, con los dos grupos de deportistas apelotonados alrededor y con la música de fondo) y llegó hasta la tarima en la que le esperaba el tirador paraolímpico Antonio Rebollo. La imagen de la flecha de fuego dirigida al pebetero, una de las más pintorescas de la historia olímpica, la conocemos todos.

Llegada del fuego olímpico a Montjuic y encendido del pebetero


M. Caballé y F. Mercury, grandes
Bravo por la música

La música tuvo un lugar muy importante en las ceremonias, tanto de apertura como de clausura. Freddie Mercury y Montserrat Caballé habían interpretado tiempo antes “Barcelona” como canción oficial de los Juegos en un dúo irrepetible. Era una gran canción, todo un himno, en el que se saludaban la música clásica y la moderna. Un tema con el que le dan a uno ganas de ser barcelonés. Por desgracia, Freddie murió ocho meses antes de la inauguración y los productores se afanaron en preparar una sustituta para “Barcelona”. La elegida fue “Amigos para siempre”, interpretada por José Carreras y Sarah Brightman. No era tan brillante como “Barcelona” pero cumplía su función y fue popularizada con fortuna por el grupo rumbero “Los Manolos”, cuya versión es la que más ha perdurado en la memoria colectiva. Carreras escogió el elenco lírico de la ceremonia, en el que se hallaba la mayoría de las grandes figuras españolas incluido Alfredo Kraus (lo que no evitó reabrir la anterior polémica “Kraus vs. Carreras & Domingo” a cuenta de los espectáculos de “Los Tres Tenores”)

Sería imperdonable no poner “Barcelona” en este artículo, así que....


En la representación de “La Fura dels Baus” participó como director de la orquesta uno de mis más admirados músicos contemporáneos, el japonés Ryuichi Sakamoto, líder de la “Yellow Magic Orchestra” y compositor de bandas sonoras ilustres como las de “El último emperador” (en la que participó también como actor) y “El cielo protector”, entre otras. Según cuenta el propio Sakamoto en sus memorias (“La música os hará libres”, Ed. Altair, 2011) no estaba muy ilusionado con la idea de dirigir la orquesta en aquella ceremonia, dado su nulo interés por el deporte. La explicación del proyecto por boca de sus productores y una visita a Barcelona y sus instalaciones olímpicas le convencieron.

Ryuichi Sakamoto en la ceremonia de apertura de Barcelona 1992



El Príncipe abanderado
A lo largo del desfile de deportistas destacaba la presencia de Sudáfrica, que volvía a ser admitida tras décadas de “apartheid”, y la ovación a la representación española encabezada por el Príncipe Felipe, que competía en vela. En cuanto a la ceremonia de clausura, lo que más recuerdo fue su final. En medio de lo que se dio en denominar como “la cumbre de la rumba catalana”, con Peret y Los Manolos actuando en el escenario, a él se subieron en masa un tropel de deportistas (uno británico trepaba como desesperado al escenario) pese a las repetidas advertencias de la voz en off, que era la del gran Constantino Romero. Uno estaba en ascuas de que la tarima no cediera por el peso y hubiera una desgracia de proporciones olímpicas. El “Planetarium” de “Els Comediants” fue espectacular. El grupo humorístico “Tricicle” vivió aquel 9 de agosto su día más triunfal con su “Marathon”.

Tricicle: "Marathon"


¡Hola Cobi!

Cobi, la mascota minimalista de los Juegos de Barcelona creada por Javier Mariscal, fue posiblemente la última en merecer la inmortalidad junto al osito Misha de Moscú’80, el león Willie del Mundial de fútbol Inglaterra’66, Naranjito de España’82 y pocas más. Representaba a un perro en trazo muy sencillo, era muy simpático y para los que nos gustaba dibujar era muy sencillo reproducirlo. Su nombre remitía al COOB, Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Peor nombre tiene el de Londres 2012 (LOCO). Como su predecesor Naranjto, Cobi tuvo también una serie televisiva (“La troupe del Cobi” emitida sólo en Cataluña) y como propina se echó novia: Petra, la mascota de los Juegos Paraolímpicos, de la misma factoría Mariscal y de similar factura, aunque con largas piernas y sin brazos. En la ceremonia de clausura, Cobi abandonó el mundo de las mascotas vivas en un gigantesco barco-globo semejante a los barcos de papel.

Como último apunte personal, añadiré que por aquellas mismas fechas de los Juegos, aprovechando las vacaciones de verano, mis responsables tuvieron a bien cambiar el mobiliario de mi habitación. Tenía catorce años y dormía en una cama plegable de un pequeño cuarto de 1.80m de largo que se me quedó pequeña porque con esa edad rondaba precisamente esa estatura. El ancho de la habitación daba lo justo para desplegarla, así que hubo que desmontar toda la mueblería y hacer trizas el viejo y gran armario ya apolillado. Me quedé con el mueble de la cama plegable, girado 90º aprovechando el largo de la habitación, y una banqueta enfrente sobre la que posar la TV o la radio. Y así me pase la última semana de los Juegos y dos semanas más hasta comprar la cama de 2.00m en la que todavía duermo una mudanza de cuarto y veinte años después.


Paramos aquí por el momento. En unos días haremos memoria de las competiciones...

1 comentarios:

  1. Hola que tal! He leído este post como una docena de veces por un buen tiempo y sólo me queda imaginar la fastuosidad con la que se debieron de haber recibido estas olimpiadas en tierras catalanas. Confieso que soy fan del olimpismo y el poder que tienen para poder unir a los pueblos del mundo mano con mano aunque sea por solo unos instantes. No tengo recuerdo de haber visto la ceremonia por televisión, ya que había nacido tan sólo dos años antes de la ceremonia, pero recuerdo bien que mis padres grabaron la ceremonia en un VHS y que era la primera vez que se sentaban a ver una ceremonia olímpica. El recuerdo que tengo de las olimpiadas comienza algunos años posteriores, ya que aquí en México durante el 92 y algún tiempo posterior, se vendían unas simpáticas y muy monas figuritas del Cobi representando algunas disciplinas olímpicas, mis padres adquirieron la colección completa la guardaron para cuando yo estuviera más grande, y así fue, disfrutaba jugar con las figuritas y se volvieron en mis juguetes preferidos hasta que desgraciadamente un día no los volví a ver nunca más. Me dí a la tarea de empezar a investigar sobre las olimpiadas cuando yo tenía ya 16 años, ya que un día ví al Cobi y rápidamente recordé que algo representaba para mí esa figura. El año pasado tuve la oportunidad de visitar Barcelona y llegué buscando si en alguna tienda se vendía de casualidad alguna figura aunque sea pequeña, pero no encontré figura alguna. Visité el estadio olímpico y mis ojos no daban cabida a lo que estaba viendo ya que estaba en el mismo lugar en donde 22 años atrás se escribía el antes y después del olimpismo. Visité el museo que se ubica a un costado del estadio y tuve la oportunidad de admirar algunas vestimentas y trajes usados por La Fura durante la inauguración, el gigante Hércules que a pesar del tiempo, se veía en perfecto estado, un museo de primera; ya casi al acabar mi recorrido por el museo me vinieron a mi de golpe muchos recuerdo al ver las figuras del Cobi en la vitrina de recuerdos del museo, fue algo maravilloso ya que volvía a ver de nuevo esas figurillas, claro que no regresé a México si antes comprar la mayoría jeje. Me hubiera gustado estar presente en esa ceremonia sin lugar a dudas. Enhorabuena por este relato y espero seguir leyendo más como éste. Muchas gracias y muchos saludos desde México. Jesús :)

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